
Los ciclos biogeoquímicos son circuitos cerrados, que comprenden el recorrido y las transformaciones de la materia por el aporte de energía solar al atravesar la biosfera, la atmósfera, la hidrosfera y la geosfera.
El planeta Tierra funciona como un sistema vivo: recibe un continuo flujo de radiación solar que es aprovechado como energía interna por la biosfera y como energía externa por las capas sólida, líquida y gaseosa (litosfera, hidrosfera y atmósfera). La circulación de materia que se produce como consecuencia del aporte de energía solar tiene lugar en circuitos cerrados. Estos circuitos de la materia son los denominados ciclos biogeoquímicos. Los protagonistas de estos ciclos son normalmente elementos químicos, como carbono, nitrógeno, fósforo, azufre, potasio... y otros compuestos, como el agua. En los esquemas más simples de esta circulación se consideran cuatro almacenes (biosfera, atmósfera, litosfera e hidrosfera) y se representan las reservas que existen en cada uno, así como las tasas de intercambio entre ellos.
Hay dos grandes clases de ciclos: los gaseosos, en los que los elementos tienen una reserva, importante o muy activa, en forma de gas en la atmósfera, y los sedimentarios, en los que falta el almacén atmosférico.
El planeta Tierra funciona como un sistema vivo: recibe un continuo flujo de radiación solar que es aprovechado como energía interna por la biosfera y como energía externa por las capas sólida, líquida y gaseosa (litosfera, hidrosfera y atmósfera). La circulación de materia que se produce como consecuencia del aporte de energía solar tiene lugar en circuitos cerrados. Estos circuitos de la materia son los denominados ciclos biogeoquímicos. Los protagonistas de estos ciclos son normalmente elementos químicos, como carbono, nitrógeno, fósforo, azufre, potasio... y otros compuestos, como el agua. En los esquemas más simples de esta circulación se consideran cuatro almacenes (biosfera, atmósfera, litosfera e hidrosfera) y se representan las reservas que existen en cada uno, así como las tasas de intercambio entre ellos.
Hay dos grandes clases de ciclos: los gaseosos, en los que los elementos tienen una reserva, importante o muy activa, en forma de gas en la atmósfera, y los sedimentarios, en los que falta el almacén atmosférico.